TOP DE DULCES QUE TE RECORDARÁN TU INFANCIA
TOP DE DULCES QUE TE RECORDARÁN TU INFANCIA
Los dulces recuerdos del ayer (tssss)
Si fuiste un niño feliz seguro tu infancia estuvo rodeada de dulces: los que te comprabas con 1 peso en la tiendita de la escuela; los que te regalaban en las fiestas; el botín de la tiendita de la esquina; los de navidad…
Los dulces fueron parte de muchos eventos importantes en tu vida, por ejemplo, cuando querías conquistarl@ regalándole un mazapán o cuando tus papás te querían ahorrar el trauma de tu primera fractura comprándote una caja de Sonricslandia o un huevito Kinder.
Aquí te dejo una lista con los dulces que te harán volver a sentir que no tienes que pagar impuestos ni trabajar, que la comida aparece mágicamente en la mesa y que la preocupación más grande de la vida es que el que te gusta se entere.
Selz Soda y Burbu soda
Estos dulces tenían el mismo propósito: hacer burbujas en tu boca. El Selz Soda era un rico dulce macizo que en su interior tenía polvito efervescente, algo así como un sal de uvas, pero con un sabor delicioso. El Burbu soda era una pequeña bolsita con ese mágico polvo creador de burbujas y cosquillas en la lengua.
Pelón pelo-rico
Aunque este dulce sigue a la venta, nadie nos podrá decir lo contrario: antes sabía más rico. Se trataba de un dulce suave de tamarindo ligeramente picosito que venía en un envase bastante duro. Estoy seguro que todos, después de acabarnos su contenido hablábamos con fuerza la parte blanca para descubrir que aún había más.
Lunetas
Las originales lunetas no le pedían nada a los M&M’s. Su sabor a chocolate era inigualable. Seguro te acuerdas lo que pasaba si en vez de masticarlas las dejabas en tu boca hasta que la cubierta de caramelo se deshacía y te quedaba solo esa pequeñita rueda de chocolate. ¿Quién no se embarró la cara, las manos y hasta la ropa del color de las lunetas?
Sugus
Estos dulces cuadrados de caramelo semi-macizo venían en un montón de colores y tenían sabores frutales. Eran los de “relleno” en los bolos de las fiestas o en las piñatas pero siempre terminabas comiéndotelos.
Paleta de manita
El primer contacto con el mundo místico, las paletas de manita traían un mensajito escrito. Su sabor a cereza y su doble color eran fascinantes, además la lengua te quedaba roja y, si eras muy diestro en el arte de comer paleta, hasta los labios. ¡Ricas, duraderas y baratas!
Brinquitos
Estos polvitos no eran efervescentes, pero su sabor dulce y picosito era genial. Venían en bolsitas de papel de colores, tenían unos hermanos que se llamaban Dragonzitos. Ahora que lo pienso, esos dulces deliciosos que te cabían en la mochila a montones eran una simple combinación de azúcar con chilito, pero sabían a gloria. ¿Llegaste a ponérselos a alguna paleta o a tu tupper de fruta picada?
Chocolate de conejito o pollito
Estos clásicos chocolates se vendían a peso y sueltos. Podías elegir entre el clásico sabor chocolate o el sabor fresa. Tenías que comerlos rápido o se derretían en tu mano. La única forma de conseguir estos animalitos sabrosos era en la tiendita porque ningún bolo ni piñata los traían.
Paleta Pinta Azul
Allí estábamos todos a la hora de la salida, con la lengua pintada de azul, presumiéndola como si fuera un superpoder. La paletas Pinta Azul eran la onda en el mundo de los dulces extravagantes.
Miguelito
Su versión en polvo o líquida, las dos eran increíbles. Lo complicado de estos dulces era abrirlos y comértelos sin que se colara un pedazo de plástico a tu boca. ¡Y nadie lo pasó mal por comerse un pedazo de envoltura! Éramos niños de a deveras.
Chicles Pal
Unos chicles color rosa que duraban horas en tu boca pero cuyo sabor se iba a la primera masticada. ¿Los recuerdas? La envoltura seguía oliendo a tuti-fruti incluso mucho más tiempo del que duraba el sabor de Pal.
Cachetadas
¿Quién no hizo bromas bobas con este dulce? Comerlas era un arte, había que cuidarse de no terminar con la cachetada pegada al pelo o a cualquier parte del cuerpo. Los que agarramos la onda rápido descubrimos que se podía hacer una paleta común quitando uno de los lados plásticos y doblando y desdoblando el otro. Pero aprender eso nos costó muchas embarradas, seguro que sí.
Anillos de dulce
Las primeras joyas que tuvimos. Eran unos anillos de plástico con un enorme diamante de dulce que además sabía riquísimo. Quedabas todo lleno de dulce pero la experiencia de comerte un anillo valía la pena. Es esos entonces tener mala suerte significaba que tu anillo saliera roto (sin albur).
Palelokas
La verdad no recuerdo el sabor de estas paletas, pero lo divertido era que tenían caras chistosas y que tenías que empezar por una para luego darle cran a la hermana. Venían en dos colores con dos caras diferentes y su forma no era nada usual en las paletas. Seguramente fue un error de fábrica que se convirtió en un dulce innovador.
Push pop
Pocos dulces tenían tan buen sabor como estas paletas en forma de tubito. Tenías que meter tu dedo para empujar el dulce hacia arriba, algo como un labial. Terminabas todo pegajoso de las manos, y si chupabas bien, el dulce se convertía en una peligrosa arma para sacarle un ojo a alguien. ¿Quien no guardó su push pop con su tapita y todo para “seguir comiendo después”?
¿Qué tal estuvo este viaje al pasado? No te deprimas, todavía puedes comer todos los dulces que quieras y darle apapachos al niño que llevas dentro.
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